Por Por Javier Iannone,
Gastando poco y poniendo empeño y mano de obra, le cambiás la cara a tú casa. Si nunca pintaste, acá van las claves para manejar con maestría lija, rodillo y brocha. 
Pintando. Foto: iStock Photos.
Nos calzamos el short o la calza que no va más, buscamos una hora del día en la que no haga mucho calor y nos disponemos a lavarle la cara a la casa o –al menos- a alguno de sus ambientes. No contratamos pintor. Elegimos materiales buenos y fáciles de aplicar para renovar, con un poco de esfuerzo y creatividad, el aspecto de una casa.