¿Tienes idea de cuál es el peor enemigo de la vitalidad? Pues, empieza con “e” y termina con “strés”. Así es: lejos de solucionar nuestras problemáticas, el estrés vacía al hoy de sus fortalezas y opaca tus ganas de vivir.
Pero, todavía hay algo que puedes hacer para desterrarlo de tu vida y recuperar el entusiasmo: respirar mejor.