Por Por Javier Iannone,
Gastando poco y poniendo empeño y mano de obra, le cambiás la cara a tú casa. Si nunca pintaste, acá van las claves para manejar con maestría lija, rodillo y brocha. 
Pintando. Foto: iStock Photos.
Nos calzamos el short o la calza que no va más, buscamos una hora del día en la que no haga mucho calor y nos disponemos a lavarle la cara a la casa o –al menos- a alguno de sus ambientes. No contratamos pintor. Elegimos materiales buenos y fáciles de aplicar para renovar, con un poco de esfuerzo y creatividad, el aspecto de una casa.
Las opciones son variadas y abarcan desde la pintura de una habitación -con un solo color o combinando dos o más en distintas paredes- hasta las diversas técnicas de efectos decorativos (pátina, esponjeado, trapeado, etc.).
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Para obtener un acabado profesional es importante repasar las claves que nos permitan realizar una buena elección de materiales y prácticas de pintura:
1- Elegir una buena pintura; comprar pinceles y rodillos de calidad.
La calidad y el tipo de pintura son tan importantes como el color para lograr un buen resultado. Siempre convendrá elegir pinturas de calidad, aunque sean más caras. Tendrán un mayor poder cubritivo, lo que nos permitirá ahorrar en manos de pintura - y con menor tiempo de aplicación- y en cantidad de material. Además, nos garantizarán un color uniforme y una mayor perdurabilidad en el tiempo.
Elegir herramientas de pintura de buena calidad nos asegurará una mejor cobertura de la superficie a pintar, por lo que ahorraremos en pintura, aparte de lograr una mejor terminación. Es una inversión que se amortiza con el tiempo, ya que con una correcta elección uno adquiere elementos que podrá usar por varios años.
2- Cubrir el lugar para evitar manchas.
Con una sábana vieja, cubrir el suelo para que el goteo de la pintura no manche el piso. Los bordes y contornos que rodean marcos, ventanas y puertas pueden ser encintados para poder pasar la brocha sin riesgo de pasarse del límite.
3- Técnicas básicas para pintar.
Para obtener un color uniforme, mezclar y revolver bien todo el contenido de las latas en un sólo recipiente. La pintura se debe esparcir uniformemente sobre la superficie sin chorrear o gotear. Cuando pintamos con brocha o rodillo hay que seguir 3 pasos: aplicamos la pintura, la distribuimos uniformemente y con cuidado la alisamos para obtener un resultado parejo.
4- Utilizar bien la brocha.
* Introducir la brocha hasta un tercio de la longitud de las cerdas dentro del balde o la bandeja.
* Para delinear un borde, utilizar el lado estrecho de la brocha. Es importante realizar trazos largos y lentos.
* Para evitar que la pintura quede marcada, pintar desde el área seca hacia la pintura fresca.
* Para pintar las superficies planas, utilizar la parte ancha de la brocha.
* Para pintar grandes superficies con brocha, aplicar la pintura con 2 o 3 trazos en diagonal. Luego distribuir uniformemente con trazos horizontales. Presionar lo suficiente y alisar verticalmente de arriba hacia abajo.
* Resumiendo, primero se debe realizar movimientos en sentido de diagonal, luego en sentido horizontal y, por último, en sentido vertical.
5- Cómo utilizar el rodillo.
* Las superficies se deben pintar en pequeñas secciones. Trabajar desde las superficies secas hacia las que tienen pintura fresca para evitar las marcas.
* Antes de comenzar a pintar, humedecer ligeramente el rodillo con agua para eliminar posibles hilos sueltos. Esto también favorecerá que gire libremente, dejando espesores parejos
* Luego de esta operación, introducirlo dentro de la bandeja con pintura haciéndolo rodar de un extremo al otro de la pared texturada para distribuir uniformemente la pintura sobre el rodillo.
* Con el rodillo cargado, utilizar la técnica de aplicación denominada “Z” o “N”, por el dibujo que se realiza con el rodillo sobre el paño a pintar. De esta manera se va aportando la pintura para luego desplazarla al resto de la superficie, así se conseguirá mayor poder cubritivo y mejor nivelación, con un mínimo salpicado.
6- Limpieza y guardado.
Una vez terminada la tarea, se deben limpiar las brochas y rodillos con el diluyente que se haya utilizado -solvente o base agua, según el caso-, y luego enjuagar repetidas veces junto a jabón blanco neutro. Al finalizar esta operatoria envolver cada una de las herramientas utilizadas en papel de diario para sustraer la humedad restante. Una vez secas, guardarlas envueltas en hojas de papel de diario.
Anímate al color, pinta y renuévate!
Fuente: entremujeresclarin.com
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